Rutina de sal.

Descienden, trascienden, caen y caen
Metro tras metro cúbico de sal
A borbotones como sangre luego de herida de plomo.
Acompañados de fluidos nasales en iguales proporciones.

Unos minutos envueltos en desasosiego
Otros en los que experimento el juicio final
Vienen otros tantos en los que deseo asesinar
Y por último me pregunto ¿cuál era el motivo del dolor?

Ninguno, sólo masoquismo.
Látigos arrojados sobre mis visores del mundo.
Para que de mis cuencas brotasen mares
¿Con alguna razón? ¡Ninguna! “puro show”.

Loco, loco esto
Demente es la vida
Y suicida es el tiempo…

Qué maravilla la existencia
Con nuestro caótico paso
Con nuestro vuelo, nuestro camino
Y rutinarias caídas.

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