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Mostrando entradas de diciembre, 2013

La vida de la humanidad está repleta de mañanas.

Vuelve y juega. Otra efeméride une a la humanidad entera entorno a un no-sé-qué aparentemente alegre ¿por qué pensar en la finalización del año como un final y un comienzo? ¿por qué pensarse en esta época como un fénix que renace, que se genera del fuego y toma ímpetu con su vuelo? No es así, que hoy sea el último día del año y mañana el primero no significa que hoy se acaben los problemas y mañana empiece la tan anhelada vida nueva, ese caminito quimérico hacia la felicidad. No es así, no se deshacen los percances con un final aparente. No obstante, me uno a esa masa amorfa repleta de esperanzas y exorcizada de miedos. Creo, que más que pensar en un final para un nuevo comienzo, esta época es una excusa para el recuerdo, para la melancolía, la nostalgia, las sonrisas fundadas e infundadas. En esta vuelta de sol he aprendido sobremanera, aprendí (por enésima vez) que los errores pasan una cuenta de cobro extensa, que no se paga de contado, que se descuenta a cuotas de la cuenta de

La derecha

Amanecí, aplastada como todos los días. La frente sudorosa de Natalia me cubría de un manto húmedo y salado. Se limpió conmigo la saliva que escurría de su boca, lo poco que podía limpiar porque el resto estaba seca y adherida a su cachete. ¡Así no se puede vivir tranquila! ¡Necesito independencia! Mi compañera esta noche gozó de mejor suerte. Claro, ella es la izquierda, a ella se le pasa por alto lo difícil de esta vida. Ella no debe tomar el papel para limpiar el trasero untado de mierda de Natalia, ella no debe sujetar el lapicero ni tomar el mouse y dar click para sufrir luego de túnel carpiano, ella no debe extraer los mocos de sus fosas ni debe rascarle el ojo derecho y tampoco ella debe sostener las bolsas de la basura hasta el shut, chute, chú, no sé cómo se escribe, la verdad la de la ortografía es Natalia, no yo. Ni ella sufre mis suplicios ni yo me libro de ellos. Estoy supeditada a mi querida señora. A rascar su cabeza y a limpiar la biblioteca; a coger las agarrader