El fin, ese "hubiese podido ser"
¿El final? Claro, excusas. Resulta absurdo sonreír, celebrar, alardear y acongojarse por un día más de una miserable vida. Sí, pero estamos constituidos por incoherencias y gozamos en las celebraciones de tradiciones banales. Así que me sumo a esa cadena de absurdos y mi pecho se llena de sentimiento. Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y al fin un año, una vuelta de sol, una conmemoración de la supervivencia. Hoy extrañamente me siento feliz, hoy algo ajeno pasa por mi pesimista cabeza y sí, hoy me uno a ese misticismo mágico de la nostalgia, la añoranza, la alegría y la fe en que tal vez algo puede ser mejor. Solo queda sonreír, sonreír por lo vivido y llorar por lo que no fue. En este momento en que todos suelen hacer un balance de sus vidas viene lo que a mí me gusta denominar el “hubiera podido ser”. Es un tiempo que no se encuentra ni en el pasado lejano, ni en el futuro anhelado y mucho menos en el efímero presente. Ese hubiera podido ser está en las decisiones no