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Mostrando entradas de junio, 2014

Sábado 21 de Junio de 2014

Borbotones de melancolía y trozos de sonrisa en los recovecos de mi cómoda alma atormentada. Me siento cómoda en la angustia. Grito que quiero salir de ella pero algo de mí se siente en una situación de comfort . Ayer se suicidó una amiga de mi edad y mis características aparentemente alegres. Me asusta sobremanera saberme tan afín a dicho propósito. Pero no puedo jactarme de una fuerza semejante como para darle fin a todo. Soy tan pusilánime que solo la idea me saca corriendo a la calle, a buscar quehaceres, momentos y gente. Ayer caminando a la 66 sentí que me perseguían. Últimamente me pasa eso. Siento que al dar un paso alguien lo da conmigo, no sé si alucino o si, en mi afán de compañía y pánico ante la soledad, me invento a un otro que camina tras de mí. También le encuentro figuras a las sombras, a las bolsas de basura, a las esquinas oscuras. Esas formas sí me asustan, no me gusta que me acompañen, pero los pasos que me persiguen me agradan. Tengo que terminar mi traba

20 de Junio 2014

Hace mucho no escribía, sí claro, notas sueltas, apuntes académicos, quehaceres en la agenda y palabras inconexas en los bordes de las páginas, pero nada de mí. Me hace falta. Esto me libera. Hoy le entregué la tesis corregida a la señora de maestría, aún me quedan labores por tachar de mi agenda. No sé qué hacer cuando pierda mi oficio, no sé qué hacer ante mí sin labores. 7:40 de un viernes. Ayer salí, ganó Colombia, licor, personas, vuvucelas y vacuidad. Me alegra desprenderme de las letras y encontrarme entre la gente, me alegra sentirme parte de un gran todo, sentir que no soy única, dejar ese ego absurdo que me sumerge en los quejumbrosos lamentos de un alma atormentada. Sentirme entre una masa abyecta me salva. Me salva de creerme algo más o algo menos, fundirme en los otros me ayuda a no creer que soy la única que sufre. Todos sufren, todos lloran, todos se alegran y todos, empapados de dionisio, se tiran a los carros y lanzan espuma. Son las 7: 42 de un viernes maldecido.

Martes 17 de Junio de 2014

Entre nadas, nuevamente, procurando el algo; buscando ser. ¿Cuándo dejaré de ser para construirme? Vida abyecta y desesperada. Ahora debo atender a Dora, la señora a quien ayudo a consumar su tesis de maestría. No he abandonado esta institución y me quejo, pero sigo escribiendo quehaceres en mi agenda, amando ponerle chulos y decirme "Paola, has cumplido, siéntente orgullosa y satisfecha de lo que eres". Me construyo en la ocupación. No soy más que tareas en una agenda y la promesa de vistos buenos de realización. No soy más que mera búsqueda, no soy la realización de mis deseos, soy el intento de responder a las peticiones de mi entorno, a mis responsabilidades, a mis seres amados. No soy más que el intento desesperado de responder a una pregunta que nunca he sabido formular bien ¿quién soy? ¿Cuál es mi propósito? No me respondo. Soy un mar de acertijos absurdo y borbotones de sensaciones pueriles. En ocho minutos atiendo a la señora, yo miro el paisaje y llora mi alm