Entradas

Mostrando entradas de 2014

Nada te salva

Matarte tres veces y volverte a besar, tal vez para eso sirva la imaginación. En lo cuentos te asesino y con mi sangre te reanimo, pero acá, en mis días, sos vos el que matás. Como Salomé a Juan, pidiendo su cabeza y rogando su regreso, amando y odiando, deseando y repudiando, tánatos y eros; la caótica ambrosía sentimental. En algún momento creí y aclamé con ímpetu que el amor era la base de la vida, el substrato de los instantes y la base de la fuerza. Ahora creo que sí, el amor es combustible, pero el amor hacia sí, ahí está el giro, el quiebre de sentido. Cuán fácil es decirlo y escupir letras angustiadas con un vaivén del esfero. Escupo, escupo, escupo miedos, como si se quedaran en las hojas, como si se fuesen a quedar ocultos en los recovecos del alma por temor ante mis tormentosos gritos. Ahí está el conflicto; escribir los miedos no alivia ni da calma, solo es un placebo de quietud, un aparente sosiego. Y nada ayuda, el temor se acrecenta, mi amor disminuye, mi odio aumenta, m

La soledad.

Las efemérides y las horas, todas repletas de nada. Ella siempre se preguntó qué la hacía sentirse así, qué era esa sensación de soledad a pesar de la compañía, de tristeza a pesar de su plenitud aparente, de suspiros profundos y de llanto infundado; ¿por qué se sentía sola? La gente suele relacionar la soledad con ausencia de compañía; ella sabía que no era así. Toda su vida le ha tenido pavor a la soledad y no ha tenido miedo de afirmarlo, pero la soledad va más allá de las personas y de su aprobación; la soledad es estar vacío. ¡Eso es! La soledad es sentirse sin propósito, sin fin, sin funcionalidad. Por eso la vejez es compleja, más que por los años o la cercanía a la muerte, lo que pesa es la nada y el sinsentido de la falta de función. Eso es sentirse vacío, es sentirse despojado de uno, porque ese uno, lo que las personas suponen ser, su identidad, bien o mal, se conforma con y gracias a lo otro. Sí, a lo otro, no solo a los otros. Nos construimos con la sociedad que nos circ

Julio 3 de 2014

Y cada día se acrecienta el vacío en el pecho, la culpa y el sinsabor de los días perdidos, del futuro no escrito, de las páginas sin tinta y de las horas sin oficio. Y así transitan los días, vagones sin almas y timón sin guía. Veo desde la intrincada celosía de mi alma todo el mundo que me circunscribe, que, concomitante, me obliga estar a su lado. Acá, con nada, ¿cuándo escribiré una novela? Veinte años mal vividos, creyéndome el cuento de cuando en cuando, soñando con un futuro prolífico, llena de alegrías aparentes y de llantos sin fundamento, ¿cuándo empezaré a escribir algo que valga la pena ser leído? ¿cuál es mi necesidad de ser leída, de asentarme en la historia y encontrar en la lectura maravillada de los otros mi sustento? Estos diarios no sirven de nada, si lo leen tres pelagatos es mucho y tampoco tiene valor. Necesito escribir una novela. Tal vez por eso admiro tanto a Pizarnik, a Bukowski, a Baudelaire, a Proust, porque desde lo profundo de su alma hicieron literatura,

Sábado 21 de Junio de 2014

Borbotones de melancolía y trozos de sonrisa en los recovecos de mi cómoda alma atormentada. Me siento cómoda en la angustia. Grito que quiero salir de ella pero algo de mí se siente en una situación de comfort . Ayer se suicidó una amiga de mi edad y mis características aparentemente alegres. Me asusta sobremanera saberme tan afín a dicho propósito. Pero no puedo jactarme de una fuerza semejante como para darle fin a todo. Soy tan pusilánime que solo la idea me saca corriendo a la calle, a buscar quehaceres, momentos y gente. Ayer caminando a la 66 sentí que me perseguían. Últimamente me pasa eso. Siento que al dar un paso alguien lo da conmigo, no sé si alucino o si, en mi afán de compañía y pánico ante la soledad, me invento a un otro que camina tras de mí. También le encuentro figuras a las sombras, a las bolsas de basura, a las esquinas oscuras. Esas formas sí me asustan, no me gusta que me acompañen, pero los pasos que me persiguen me agradan. Tengo que terminar mi traba

20 de Junio 2014

Hace mucho no escribía, sí claro, notas sueltas, apuntes académicos, quehaceres en la agenda y palabras inconexas en los bordes de las páginas, pero nada de mí. Me hace falta. Esto me libera. Hoy le entregué la tesis corregida a la señora de maestría, aún me quedan labores por tachar de mi agenda. No sé qué hacer cuando pierda mi oficio, no sé qué hacer ante mí sin labores. 7:40 de un viernes. Ayer salí, ganó Colombia, licor, personas, vuvucelas y vacuidad. Me alegra desprenderme de las letras y encontrarme entre la gente, me alegra sentirme parte de un gran todo, sentir que no soy única, dejar ese ego absurdo que me sumerge en los quejumbrosos lamentos de un alma atormentada. Sentirme entre una masa abyecta me salva. Me salva de creerme algo más o algo menos, fundirme en los otros me ayuda a no creer que soy la única que sufre. Todos sufren, todos lloran, todos se alegran y todos, empapados de dionisio, se tiran a los carros y lanzan espuma. Son las 7: 42 de un viernes maldecido.

Martes 17 de Junio de 2014

Entre nadas, nuevamente, procurando el algo; buscando ser. ¿Cuándo dejaré de ser para construirme? Vida abyecta y desesperada. Ahora debo atender a Dora, la señora a quien ayudo a consumar su tesis de maestría. No he abandonado esta institución y me quejo, pero sigo escribiendo quehaceres en mi agenda, amando ponerle chulos y decirme "Paola, has cumplido, siéntente orgullosa y satisfecha de lo que eres". Me construyo en la ocupación. No soy más que tareas en una agenda y la promesa de vistos buenos de realización. No soy más que mera búsqueda, no soy la realización de mis deseos, soy el intento de responder a las peticiones de mi entorno, a mis responsabilidades, a mis seres amados. No soy más que el intento desesperado de responder a una pregunta que nunca he sabido formular bien ¿quién soy? ¿Cuál es mi propósito? No me respondo. Soy un mar de acertijos absurdo y borbotones de sensaciones pueriles. En ocho minutos atiendo a la señora, yo miro el paisaje y llora mi alm

Ella

Tres días y medio después, dos de la tarde, tres copas, cinco tarjetas de antidepresivos y el intento de un personaje. Ella intenta empezar una novela. Ella no sabe qué crear para ser más ella y dejar tanto encanto de la apariencia. Ella no sabe qué personaje crear para proyectar en él su nada, su pandemónium y su ausencia de fe. Le ha puesto miles de nombres a su desencanto, le ha llamado hormonas, le ha titulado juventud, le ha intentado gritar raye-de-coco o gripa-mental. Ella lo ha intentado todo. Ella ahora está bien, ella sonríe, pero recuerda los vestigios del desasosiego de cada fin de mes y le da, por inercia, la sensación de vacío. Ella tiene miedo de volver a caer. Ella sigue en su universidad, cada día se esfuerza por ser cada vez más aquello que ella cree ser, por afirmarse en eso ajeno, por proyectar el deseo en los logros y por enajenarse más de sí y coincidir más con las letras de un muerto en un libro frío. Ella cree que nunca le encontrará un sentido real a sus días,

"Conócete a ti mismo"

Y así, vereis, ella al fin aprendió a dejar tanta teoría y aferrarse un tantico a la vida, a esa vida que atraviesa el tiempo, sin letras muertas, solo palabras latentes, palpitantes, ansiosas de práctica ¿en qué momento se desprende de su madre-sistema, de su hogar, de su familia de muertos en textos contándole cómo vivir un mundo en el que ellos no vivieron? Se fue de su asidero cuando se enfrentó a la melancolía del sin sentido de los otros, de vivir atada de ojos y manos, con los pies amputados, sin poder correr, sin plumas, sin colores, aunada a tantas descripciones de mundo, tan poco de ellas, tan tanto de todo. A veces uno se siente así ¿vos entendeis? Así, como fuera de sí, como poco de vos, como repleto de nada y carente de algo. Tal vez, solo tal vez es despertar y encontrarse ante una vida que es ajena, y cataplás, aparece el temor; el temor de saberse perdido ante las estructuras construidas, ante tanto edificio sin cimiento, ante tantos rascacielos sin sistema antisísmi

Grito.

No saber quién se es, eso es caer en el vacío de la probabilidad. Creerse tan propio de sí, tan dueño de lo que con tanto ímpetu se ha forjado, saberse ajeno de su proyección, saberse despojado de sí ¿soy para los otros? Me atiborro de quehaceres. Busco, busco desesperadamente un grito desde la nada que reafirme lo que soy, un eco, un llamado, una respuesta, un camino ¿cómo reafirmarse en la carencia de sentido? Tretas repletas de caídas, grito mi nombre, no escucho respuesta y siento vértigo. La música no me ayuda a hallarme, la teoría me enajena, la cotidianidad me desgarra pero el caos me deshace ¿vivir fragmentada o anulada? Decido optar por lo primero. Crearme como un boceto de nada, como un acetato maltrecho, escalones y trampolines, la desesperada búsqueda de un ascenso hacia algo que me brinde un asidero. Aferrarme a la nada que he construido. Me aferro fuerte a las escaleras, cae ácido en mis ojos, ¡cómo obnubilan los sueños sin realizar! Nada de lo que afirmo ser soy. Viv

De los cólicos mentales y otros relatos

El tiempo muerto Tres tazas Dos anhelos Un suspiro. Procrastinar y detruirse con no sé qués Las tardes llenas de tanto y vacías de todo Qué vacío tan lleno Dos pizcas de desazón y tres cucharadas de sinsentido. Sinsentido sin razón El problema radica en eso Se rasgan las hojas que rajan el cuello Se acaba la tinta del tintero. Se mancha la portada Se borra el epígrafe Se blasfema en el prólogo Se defeca en la conclusión. Más nudos que desenlaces más eufemismos que verdades Más trama que historias Más vacuidad que hechos. De los cólicos mentales y otras trivialidades De eso se pintan los Lunes en la mañana y los viernes fríos Un pucho, el amanecer, el vacío de la probabilidad La nada, que de tanto estar se vuelve el todo. Sinsabor sin razón de viernes en la mañana El sinsabor de la ilusión infundada Del teclado lleno de migas De la cabeza llena de palabras El sinsentido del después de la calma El salir del ojo del huracán Tempestad, ráfagas inespe
¿será que la vida me quedará grande? Sé que soy joven y estúpida, de eso no cabe duda, pero me he enfrentado, en mi corto periodo de vida, con ciertos sucesos y nada me ha llevado a aprender, reflexionar, anclar la desgracia con el posible futuro y evitar daños. Yo no sé, hoy casi muero nuevamente en dos ruedas y sigo sin aprender, mil y un veces la experiencia me decía "respeta y ama"; solo cumplía lo segundo y a lo primero le hacía muecas burlescas y le escupía en la cara ¿ahora qué queda? ¿corregir? ¿cambiar? Tal vez por más que intente esta es la porquería que soy. No hay remedio. Moriré de angustia. Moriré de sobredosis de mí. No es la edad, soy yo y toda la vida tendré que lidiar conmigo. No me soporto. No me soportaré. No soporto la vida a mi lado.

Jueves.

Hoy es jueves, día como cualquier otro, ninguna efeméride por la cual alegrarse, nada que contar, otro día, otro más, más canas en potencia, menos expectativas de vida, más expectativas volcadas en sueños, menos probabilidad de lograrlos, más desazón en acto. Ventilador, cobija, sudoku, esfero sin tinta. Me inutilizo, tampoco sé en qué podría utilizarme. Tengo miedo, tal vez de nada concreto y eso me asusta más. Tengo miedo de todo, de la ambigüedad del todo y de la facilidad de la nada, de la carencia de logros y de las ansias de reconocimiento, de la ausencia de calma y de la inexorable vida. Computador, televisor, agenda, olor de almuerzo. Han pasado diez minutos luego del medio día, la mitad de un día derrochando tiempo, despilfarrando oportunidades de no-sé-qué. El problema de la vida es cuando se tiene fe en ella. El problema de los días es cuando creemos que podemos hacer mucho con ellos. El problema de la realidad es cuando pensamos en ella como fantasía, la idealizamo
Y aquí estoy, subsumida también en esa masa mórbida sedienta de redes sociales, sintiendo el valioso tiempo esfumarse en los días que se tornan inútiles, saltando del inicio a cualquier serie, documental o artículo que considere interesante, ojeando uno que otro libro, perdiéndome en la imbecilidad colectiva. No he podido terminar un libro en este mes, compré tantos pensando que aprovecharía el tiempo, maldito tiempo ¿será que todo esto me ganó? ¿será que nadie escapa? Soy débil y estúpida como todos por acá, ahogándome en el tiempo de ocio arrojado a las trivialidades.