Realidad subjetiva

Ella lo quiere, ella tiene miedo de perderlo y perderse de paso, ella ridiculiza sus sensaciones subvalorándolas ¿O sus sensaciones la ridiculizan a ella? Aquella crea un sutil velo de ambigüedad en las emociones que hace explícitas, ella no habla, grita. Ella no dice, siente, ella no sobrevive, vive… Absorta en delirios, ensimismada en la realidad subsiste desde siempre… Crea universos paralelos, distantes en donde los druidas son el poder eclesiástico mientras los incubos violan doncellas, paganos universos, nos exhortan a la moderación de racionalismo, no se convencen de tener el dominio más lo tienen al igual que las nubes, los paradigmas y la composición química de dos átomos de hidrógeno con una de oxígeno… El hedonismo es el cristianismo, sensacionalistas y empíricos son todos los seres, creando ellos su concepción de areté, siendo el principio de todo el apeirón… No hay nada definido, no hay una verdad absoluta, no hay coherencia, no hay nada inherente al ser. (...) (....) (..

A tu lado, aferrada a tu mano me doy cuenta que la felicidad no es una utopía, conociéndote logré conocerme, ¿cómo decirte que de todos mis miedos mi mayor desasosiego sería perderte?.. No quiero convertir jamás este magno amor en una costumbre, ni al despedirme de ti en la noche no querer besarte sin parar de hacerlo. Es mágico perderme en el bosque de tus ojos, perderme más de lo que ahora estoy, perdida y encontrada en mí a la vez, me fascina que tu mirada me hipnotice, que tus ojos me atraigan, me embrujen, me enloquezcan así como lo hace todo tu cuerpo... Amo ver el lado salvaje que escondes tras la huella de gato que me brindan tus ojos, me embelesa verte a ti; aventurero, intrépido, inquieto, idealista y realista a la vez, soñador, noble, desinteresado, me fascina ver cada día esa mezcla mágica que haces entre empirismo y razón, esa combinación magnífica de niño y hombre, me encanta verte ser tu mismo, sin máscaras, sin mentiras, con contradicciones pero con verdades, sé que te

Esa necesidad que brota de mi ser Es una chispa de mis puños ¿Cómo si fuera tan sencillo existir? ¿Cómo si fuese tan fácil subsistir? Me ahogo, en una nada que me invade Mi epitafio se establece sobre mi sepulcro Donde me entierro viva Más en vida estoy muerta. Me abruma un inexorable miedo a lo desconocido Una barrera que construí gracias a lo que he vivido...

A lo largo de mi existencia He anhelado sentirla Llenar mi ser con su esencia Explorar lo que es vivirla. Salir de esa inmensa He inexorable sensación Que en el pasado a mi alma Llenaba de opresión. Libertad mucho gusto Hoy a su lado no me asusto Aunque es un suplicio y condena tenerla Eso no me hace evitar poseerla. La tuve mucho tiempo aislada de mi mente Hoy es curioso, la quiero acompañar No estar más ausente. Permitame descubrir de usted Múltiples y diversas cosas Que por pánico a hallarlas Escondí bajo mil otras. Porque antaño envuelta De paradigmas efímeros vivía Y ahora siento que por ello Muero de agonía.

“El espejo por un movimiento violento, instantáneo de pura sorpresa, va a buscar delante del cuadro lo que se contempla, pero no es visible, para hacerlo visible, en el término de la profundidad ficticia, si bien sigue indiferente a todas las miradas” (Foucault, Michelle, Las palabras y las cosas, siglo XXI, México 1969). Con este apartado de “Las palabras y las cosas” doy inicio a este debate puesto que en reiteradas ocasiones de mi vida lo pongo todo en duda; dudo de la esencia de mí ser y dudo creer en mi existencia, por tales conflictos internos empiezo a plantearme: ¿Quién soy yo? ¿Yo soy yo? ¿Soy muchas personas? ¿Soy sólo yo? ¿Soy lo que ven de mí? ¿Soy lo que quiero que crean que soy? ¿Soy lo que soy? ¿Tengo una misma esencia que defina mi yo? ¿Soy lo que hoy soy? ¿Soy lo que antes fui? ¿Soy lo que no soy ahora porque lo seré? ¿Soy lo que no podré ser por lo que ahora soy? Por culpa de estos cuestionamientos se genera en mí una contienda entre lo que creo ser y lo que soy, que