Sol

Algo no está bien cuando esta sensación se apodera del teclado. Y no, no estar bien no significa en nada que no esté bien, no, que no esté bien es que todo está maravilloso. Sí, todo está en la calma en la que nunca a estado. Todos buscan, insanciablemente caos, yo lo busqué, hoy, el sosiego toma la batuta, la pluma y el esfero. Sucumben los retazos maltrechos de experiencias vacuas y aparece, muy bien impreso, el libro tal cual debe estar.

Yo qué sé, blasfemé mucho tiempo a lo apacible y ahora apareció quien le dio al sosiego la pizca de vida que le había quitado a la paz. Ahora la paz tiene un tinte alegre y la calma dejó de estar muerta.

No sé si fui yo quien cambió o si este amor que embarga mi pecho me mostró una realidad ajena hasta hace no mucho para mí. Sí, no sé, pero me embelesa reconocer todo lo que puedo dar y el brebaje de sentimiento y el día a día y el porvenir, yo qué sé, estoy feliz.

No es un cuento rosa y si así fuese lo mandaba a un director de películas pueriles. No, tiene su sazón de sinsabor, pero así es bueno, así es perfecto, esto es perfecto y ahgs, yo que sé, jamás me había sentido así.

Siento un no-sé-qué en los días, pero ya no es opresor, siento plumas de colores y futuro y sí, yo que sé, estoy prendada, feliz.

No sé describir la felicidad, suelo ponerle el gris a mis letras, esto me cuesta, lo hago poco, pero creo que me embarga tanta dicha que me atreví a esbozar palabras. Sé que no sé describirlo, pero me fascina esa inefabilidad de mi sentimiento. Es más fácil describir la desesperanza que la fe. Yo que sé, por eso repito tantas veces yo que sé, yo la verdad no sé qué carajos me pasó, sí, que bicho me picó, pero corren más de dos años y yo cada vez más enamorada estoy. Y pienso en un futuro y me deja de asustar el tiempo, creo que ahora me asusta más que el tiempo no sea, ya creo en mí, creo en que puedo amar, creo que por fin encontré lo que mi sentimiento buscaba. Sé que tengo una absurda forma de amar, no sé amar, pero sí sé que puedo y no tuve que aprender, creo que con él lo encontré. Y ya me importa un carajo la cursilería, estoy cursi, romántica y pastel, no me importa, ya no me importa mantener mi patética imagen de no sé qué carajos, ya soy yo, por fin, por fin puedo ser realmente yo.



Gracias.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diarios de viaje: Cali, Colombia - Montañita enero 2017

Foránea de mí

El "hubiese podido ser" I parte.