El supuesto buen vivir.


Y todo ese supuesto buen vivir ¿hacia dónde va encaminado? Las buenas obras, la dedicación, el despertador en las mañanas y la ausencia de frenesí ¿hacia dónde me llevará? Cada día los días se tornan más iguales, más predecibles, más carentes de sentido. Entonces aparecen frente a mí fantasías que contradicen mi carácter represor y sueños de los que despierto careciendo de la capacidad de darles un significado ¿a qué le huyo? Sí ¿a qué le tengo miedo? Tal vez, precisamente a poder encontrarme frente a algo a lo cual no pueda enfrentarme, tal vez me caigo, tal vez no pueda. Tal vez, solo tal vez, he llevado una vida tan incorrecta que ahora que me dio la brillante idea de vivir frente a los supuestos valores del buen vivir, me está quedando grande.

Y el tiempo me abruma, cada vez se hace más largo y los días más extenuantes y las obligaciones más tediosas. Y es que antes suponía ser impulsiva y me dejaba llevar por el paso vertiginoso de los momentos e iba al vaivén de las sensaciones que se me iban pasando por el cuerpo y siento que eso ya no soy, o eso reprimo, en todo caso, ya no está. Pronto se me estallará la yugular o reventará mi cráneo, pronto estos días de armonía aparente van a exacerbar mi angustia y acabaré, irrevocablemente estallando… Tal vez eso es lo que me asusta, solo por eso, tal vez, es que mi vida gira en torno a la ausencia de quietud, a los compromisos, a alimentar eso que creo ser y que pretendo proyectar.

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