"El discurso del método"

Tomaré un apartado de la primera parte de esta gran obra de Descartes y realizaré un análisis: “(…) me encontraba enredado con tantas dudas y errores, que me parecía no haber tenido otro provecho, al tratar de instruirme, que el haber descubierto cada vez más ignorancia.” (Descartes, discurso del método: 16).

Así es, así se desenvuelve la sociedad contemporánea ¿qué es un título? ¿Qué hace un profesional? Parece que su única función es construir nuevos desempleados en una sociedad que demanda cartones universitarios pero es precario en contenido intelectual. Somos esponjas que asisten día a día a clases; de dos a cuatro, de cuatro a seis, de seis a ocho y al otro día se repite la dinámica, somos esponjas de tan mala calidad que todo lo que absorbemos en una tarde, en la otra la expulsamos sin dejar ni un atisbo de conocimiento en el recuerdo.

Esto sucede gracias al bombardeo de información y el poco interés de muchos estudiantes por su conocimiento, pero bueno, he aquí el dilema; si queremos ser profesionales (o como se pinta el cuento actualmente; trabajadores), debemos asistir a la academia, instruirnos, realizar trabajos y cuatro o cinco años después salimos diciendo que conocemos sobre nuestra carrera, que ya somos “sabios” o que podemos enfrentarnos al mundo, y muchos estudiantes del rebaño de la mediocridad se quedan sólo con lo que estas instituciones educativas les han dado y entonces ¿cómo ser una persona “conocedora”?

No estoy diciendo que la academia sea innecesaria, estoy proclamando que no es suficiente, que la “sabiduría” está ahí, tratando de agarrarnos la mano para que caminemos el sendero con ella, está afuera, en las calles, en los libros que leemos por voluntad propia, para instruirnos, para aprender, para crecer. Está en una persona mayor que cuenta experiencias vividas, en el señor que recoge basura afuera de nuestra casa, está en las sonrisas, está en los consejos, está en los tropiezos, está en la agonía, está ahí sólo que no queremos verla, nos asusta la responsabilidad de conocerla, palparla, vivirla, disfrutarla.

Que no nos asuste nuestra ignorancia, que no nos aterrorice que al “aprender más” nos damos cuenta de lo precario que es nuestro conocimiento, lo maleables que pueden ser nuestros conceptos y lo absurdo que pueden resultar nuestras afirmaciones. Pero estamos aquí para trascender, para lograr “ser algo” e iremos en pro de ello así una sociedad conformista esté aplastándonos los sueños.

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