Y a ellos...

¡Hasta a las letras les buscan beneficios! Exprimen hasta obtener así sea el más mínimo viso de recompenza monetaria a tan magniíficas doncellas, pobre abecedario ¡ha de sentirse ultrajado! Utilizan vacuamente a sus hijas para obtener dos o tres billetes.

¿Cuánto dinero han de sacarle a los sentimientos provocados por la melancolía? Suerte de autores malditos, los poetas le inventaron un nombre a nuestras emociones y las bautizaron; sonetos, poemas, versos... BAGH, acá todos experimentamos el fantástico manjar de la vida y degustamos con honra (cada uno a su medida) el arte. ¿Porque sólo ellos han de obtener el producto verde si todos somos el sentimiento que ellos con su parafernalia promulgan y redactan?

¡Soy amante de los poetas! Pero no sólo esos de renombre y gran alcurnia, de hecho para mí esos son los menos relevantes; admiro infinitamente a los poetas de la vida, los días, las calles, las palabras, las aceras que hierven, los semáforos sin luz, los puestos de comida en las esquinas, los sudores, olores, colores, aromas, comidas, humos... Vida, vida, vida; aquellos que en un semáforo enuncian la historia REAL de una ciudad, de una sociedad urbana. Los poetas urbanos ¡esos! Esos son merecedores de la fascinación del pueblo. Los cuenteros, vendedores ambulantes, artistas callejeros ellos deslumbran y dan luz a las tardes opacas, alimentan el alma y llenan de aire puro los pulmones asfixiados de realidad, política, currupción, muerte, pobreza y llanto.

Poetas, dramaturgos, escritores, artistas de mi calle... Todos lo somos, todos y cada uno redactamos nuestra historia en éste gran libro llamado existencia y nuestros nombres deben ir en su portada. ¿quién no ha tenido una ferviente sensación de cólera, una amarga de olvido o un dulce de gozo? La humanidad entera rasga hojas, añade otras, suprime y anexa párrafos para finalmente observar con júbilo el libro de la vida.


Infinitos agradecimientos les brindo a ustedes; junto con sus manos he podido redactar las mejores páginas de mis años.



(Así como brota la necesidad de magia, letras, texto, crítica, como sea; una expresión... Así se esfuma y así quedó).

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