¿Estamos dormidos o despiertos?



¿Estamos dormidos o despiertos? Nuestro entorno, aquel que consideramos tangible y real ¿será verdadero? ¿Podemos constatar nuestro mundo por medio de la experiencia de los sentidos? Estas preguntas han aquejado a múltiples pensadores y, de este tema, han surgido innumerables películas ¿por qué? ¿Acaso la realidad es más o menos de lo que vemos, sentimos, palpamos, gustamos y olemos? En el presente ensayo abordaré el sueño y la vigilia desde Platón, Descartes y Putnam para, posteriormente, explorar los conceptos plateados por estos filósofos en la película “The Matrix”.

Inicialmente Platón, en el libro VII de la república habla sobre “el mito de la caverna”. En el texto, Sócrates le pregunta a Glaucón si no le dolerían los ojos si lo forzaran a mirar hacia la luz mientras estuviese en cautiverio en la profundidad de una oscura caverna, a lo que responde que, para poder mirar hacia la luz, primero debe acostumbrar sus ojos para que no se irriten ante la presencia súbita de ella y así, poder mirar con mayor facilidad. Primero verá sombras, acto seguido verá las figuras de los hombres y los objetos para luego, observar los objetos mismos. Posteriormente, podría observar el cielo con sus astros con claridad para, finalmente, poder percibir el sol. Pero, al acordarse de su condición inicial en donde no podía ver con claridad, desearía regresar para liberar a los compañeros que se encontraban con él en el cautiverio.

Pero, al volver para liberarlos, estos que siempre han estado entre sombras, solo saben discriminar entre ellas y no conocen más realidad que esta, lo matarían por ponerse en ridículo al haber subido hasta lo alto y observar el sol. Entonces, cuando aquel hombre llega a lo alto de la caverna no desea devolverse “no hay que asombrarse de que quienes han llegado allí no estén dispuestos a ocuparse de los asuntos humanos, sino que sus almas aspiran a pasar el tiempo arriba; lo cual es natural, si la alegoría descrita es correcta también en esto” (Sócrates, 517d). Tampoco sería extraño que los que logren llegar a ese punto en el que logran contemplar lo divino, ven que las miserias humanas son ridículas. Así, Platón concluye que hay dos realidades: la de la apariencia (doxa) y la del mundo real; la de la apariencia es el que está adentro de la caverna y la real, fuera de ella.

Posteriormente, quien aborda más afondo la teoría del sueño y la vigilia y con ella, sustenta su postulado cumbre cogito ergo sum es el filósofo René Descartes. Este filósofo afirma, en su primera meditación metafísica, que todo lo que hasta ese momento de su vida había admitido como válido lo ha adquirido por medio de los sentidos y así mismo, ha descubierto que estos engañan de vez en cuando y, no se puede confiar nunca en algo que te ha engañado al menos una vez. Aun así, hay aspectos en los que los sentidos nos muestran realidades que no son falsas “…por ejemplo, que estoy aquí, que estoy sentado junto al fuego, que estoy vestido con un traje de invierno, que tengo este papel en las manos y cosas por el estilo ¿con qué razón se puede negar que estas manos y este cuerpo son míos?” (Descartes, 1641).

Con lo anterior, aparece el tema que le compete a este ensayo: el sueño y la vigilia. Porque, muchas veces el sueño hace creer situaciones falsas que no se presentan en la realidad y ahí, los sentidos pueden afirmar que uno está sentado junto al fuego en un sueño pero, cuando abre los ojos, se entera que realmente está en otro lugar. Observando esta cuestión, se hace evidente que estar despierto no se distingue a ciencia cierta con estar dormido. Con lo anterior, surge para el filósofo la siguiente pregunta ¿Qué tal que siempre soñemos, que los verdaderos actos particulares no sean reales y que, en estos mismos sueños, se manifiesten como aspectos semejantes a las cosas reales y por tanto en el sueño, no son imaginarios sino verdaderos? Entonces, a esta clase de aspectos que parecen ser reales pertenece todo lo corpóreo (Descartes, 1641).

Acto seguido, aparece otro concepto que es importante en el ámbito del sueño y la vigilia: El genio maligno. En la segunda meditación metafísica el filósofo afirma estar aturdido por las conclusiones a las que llegó anteriormente (el engaño de los sentidos) haciendo esto, supone que todo lo que ha llegado a él por medio de la vista es falso y así mismo, no ha existido nada que la memoria le presenta. Y entonces surgen varias preguntas:
"¿Cómo sé que no hay nada diferente de lo que acabo de mencionar, sobre lo que no haya ni siquiera ocasión de dudar? ¿No existe algún Dios, o como quiera que le llame, que me introduce esos pensamientos? Pero, ¿por qué he de creerlo, si yo mismo puedo ser el promotor de aquéllos? ¿Soy, por lo tanto, algo? Pero he negado que yo tenga algún sentido o algún cuerpo; dudo, sin embargo, porque, ¿qué soy en ese caso? ¿Estoy de tal manera ligado al cuerpo y a los sentidos, que no puedo existir sin ellos? Me he persuadido, empero, de que no existe nada en el mundo, ni cielo ni tierra, ni mente ni cuerpo; ¿no significa esto, en resumen, que yo no existo?" (Descartes, 1641).

A lo cual responde que hay un “no sé qué engañador” sumamente poderoso e inteligente que hace que uno se equivoque con conocimiento de la equivocación. Por tanto, es obvio que existo y entonces, cada vez que afirmo ser, estoy también afirmando existir o al menos lo concibo en mi mente. Aún así, no se puede comprender todavía quién soy y por ende no me puedo definir porque puedo errar. Posteriormente, el filósofo afirma que antes de las meditaciones creía ser un hombre pero ¿qué es el hombre entonces? Podría afirmar que un animal racional pero erraría también puesto que afirmar esto, supondría investigar qué es ser animal y qué es ser racional y entonces se sumergiría en temas que tal vez no le competen. Entonces, Descartes se le ocurrirá que tener cuerpo, alimentarse sentir y pensar son atribuciones que se le otorgan a lo denominado alma (Descartes, 1641).

Pero entonces, llega a otro inconveniente ¿qué puedo denominar por alma si hay un genio maligno que me hace equivocarme intencionalmente en todo? Descartes cavila en el tema, lo piensa y analiza pero no logra darle una respuesta porque si no se tiene cuerpo, todo es ficción. Y ahora llega a otro dilema, ¿qué pasa con el sentir si no se puede realizar sin la parte corpórea y aparte, estas sensaciones muchas veces nos hacen creer sentir algo en los sueños siendo falsos en la realidad? A lo cual responde que el pensamiento existe y no se nos puede despojar de él, por ende si soy existo. Por ende, el ser humano es algo que piensa, por lo cual soy algo cierto y existente en la medida en que pienso y así, llega a su teoría por excelencia cogito ergo sum (Descartes, 1641).

Luego, aparece un filósofo norteamericano llamado Hilary Putnam que en su libro Razón, verdad e historia, retoma el pensamiento cartesiano con el experimento de “los cerebros en una cubeta. Este experimento se enmarca realismo metafísico el cual, es definido por Putman (1988) citado por Diéguez (1998) como el mundo que existe independiente de la mente y, ese mundo, posee una estructura determinada así la conozcamos o no. Según lo anterior, una descripción verdadera o correcta del mundo sería aquella que se refiera a objetos realmente existentes en el mundo y, por lo tanto, debe existir una representación completa del mundo objetivo tal y como este es en sí mismo. Entonces, este realismo metafísico presupone la existencia de un mundo prefabricado y así mismo, un punto de vista del Ojo de Dios desde el cual se pueda contemplarlo.

Con lo anterior, se llega al experimento de los cerebros en una cubeta:
"No sabemos que no somos cerebros, flotando en el líquido contenido en una cubeta de laboratorio, conectados con un computador que nos provee de las experiencias que tenemos en cada momento y bajo el control de algún técnico/científico inteligente (o bondadoso, o malévolo, dependiendo de los gustos de cada cual). No lo podemos saber porque, en el caso de que lo fuéramos y si el científico tuviera éxito, nada en nuestra experiencia nos revelaría que lo somos. Por hipótesis, nuestras experiencias serían idénticas a las de algo que no fuera un cerebro en una cubeta. Dado que cada uno de nosotros sólo puede apelar a su propia experiencia, y como la experiencia es idéntica en cualquiera de las dos situaciones alternativas, nada hay que pueda revelar cuál de las situaciones es la que de hecho se da" (Dancy, 1993, p.24).

Ahora bien, los planteamientos anteriores son la base teórica de la película “The Matrix”. Inicialmente es importante aclarar cuál es la trama de dicha película; The matrix es una película de ciencia ficción que afirma la existencia de dos realidades: la que se vive cada día denominada “la matriz” la cual es un sueño que parece real y la otra realidad, es la que se encuentra detrás de ella: la real. El protagonista de esta película “Neo”, está buscando con ansias la verdad sobre la realidad en la que se encuentra porque está seguro que algo tiene total control sobre su vida. Posteriormente, sale de esa Matriz, de ese sueño y se enfrenta con la realidad: todo su mundo era una fantasía controlada por robots y, lo real ahora es que el mundo está en destrucción.

Entonces, el mito de la caverna de Platón se ve en The Matrix cuando Neo sale de la matriz (el mundo de las apariencias) y va hacia el mundo real luego; tanto el genio maligno de Descartes como el Ojo de Dios de Putnam son los robots que controlan precisamente los seres humanos en cubetas, lo cual se puede tomar como “los cerebros en la cubeta” de Putnam; y, finalmente, toda la concepción sobre el sueño y la vigilia gira alrededor de la trama puesto que, los que aún se encuentra en la Matrix no saben que están ahí y consideran su mundo como real.

En conclusión, luego de haber recorrido los planteamientos de Platón, Descartes y Putnam, se puede afirmar que los sentidos nos engañan, que lo que consideramos como real puede ser considerado como una farsa y una ilusión de algún ente superior que juega con nosotros. Por ende, si seguimos los planteamientos presentados anteriormente, todo lo que consideramos real es una mentira y para poder tener consciencia de que estamos introducidos en una farsa, debemos valer de nuestro entendimiento.

Referencias bibliográficas:

Putnam, Hilary (1988). Razón, verdad e historia. SL. Editorial Tecnos
Descartes, R (1641). Meditaciones Metafísicas. Recuperado de http://www.google.com.co/url?sa=t&rct=j&q=meditaciones%20metaf%C3%ADsicas%20rene%20descartes&source=web&cd=1&sqi=2&ved=0CB8QFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.philosophia.cl%2Fbiblioteca%2Fdescartes%2FDescartes%2520-%2520Meditaciones%2520metaf%25EDsicas.pdf&ei=FxFSUITBBYGQ9QTizYDgCA&usg=AFQjCNFtb21ZXJPneaJjDe_0t1kKbndPDA&cad=rja.
Diéguez, A. (1998). Realismo científico. Una introducción al debate actual en la filosofía de la ciencia. Málaga: Universidad de Málaga.
Dancy, J. (1993). Introducción a la epistemología contemporánea. Madrid: Tecnos.
Joel, S. (Productor). Wachowski, L., Wachowski, A. (Directores). (1999).The Matrix [Cinta cinematográfica]. E.E.U.U: Village Roadshow Pictures, Silver Pictures.
Platón. (SF). La república, capítulo VII. SL: SE.

Comentarios

  1. Es verdad, tal vez nuestra existencia sea una humanidad fantasmal y algún día despertaremos del sueño y entraremos a la realidad verdadera... Claro después de la muerte será nuestro despertar..

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