Yo y yo.



-Sin dilación ¡dígame lo que le sucede!, usted era idéntica, afín y parte de mí.
-Soy incapaz de convivir con usted, bajo mi criterio a abandonado su rol de hermana.
-¿qué se supone que he hecho?
-Ser hereje de lo que habíamos pactado.
- ¿hereje? ¿querer, creer, ser y con ímpetu vivir es herejía? ¿soñar, divagar, volar es un sacrilegio? ¿querer, dejar los paradigmas, quitar la muralla inalcanzable ante un sentimiento perenne es una ofensa para usted?
- ¡lo es! Está siendo débil, se está dejando avasallar por sus emociones, está perdiendo control de usted por consiguiente de mí.
Hemos subsistido innumerables años cuidándonos, ¿no recuerda todo lo que me sucedió por dejarme llevar por usted? ¿por ser empírica en vez de racional? ¿por dejarme llevar a ese recinto lleno de fantasías efímeras? No señorita, yo no pienso volver a dicho sufrimiento por tanto, deseo separarme de usted.
- ¡No lo haga pequeña! La necesito a mi lado, para darme ese toque de realidad que tanto me hace falta.
Pero permítame hacerle una pregunta; ¿no siente que ese ser cambia su mundo? ¿que la fantasía se convierte en realidad? Ni un atisbo de cariño antaño sentíamos y ahora... ¿no siente que por él las estrellas brillan? Lo que siempre creíamos ser un engaño se convierte en verdad, y no es porque estemos tergiversando de manera obligatoria la realidad. Estamos así no lo quiera, dejándonos llevar ¿no siente que el cielo se torna distinto? ¿no siente un aire nuevo a felicidad? ¿no siente cada mañana al despertar un deseo jamás sentido de volar?
Se ha ido y parece no querer volver aquel afán de vivir olvidando sentir, no subsistimos ¡vivimos! ¿no le parece maravilloso querida hermana? Estamos saboreando la dulce miel de la dicha, sin forzarnos a ello, estamos sintiéndolo porque así queremos hacerlo.
Por favor mujer, déjese ya de recelos, dejemos fluir este bien intenso.
-¿le cuento algo?
-¡Cuénteme!
- Desde hace ya, bastante tiempo, eso está sucediendo y aunque me obligue a refutarlo no puedo hacerlo, ésta vez confío en usted plenamente, sé que no me fallará, sé que no le fallaré y aquí seguiré para con aquel maravilloso hombre, ser.
Seré... ¡no! ¡Seremos! libres de fantasmas y demonios del pasado.
-Y aquí seguiremos, amándolo.

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