24 de Noviembre del 2012.

¿Cómo hablar de lo que no está? Sí, no está. Me levanto de una cama; una buena cama. Desayuno; un buen desayuno. Abrazo, amo y tengo unos fantásticos seres habitando mi vida. Respiro, huelo, como, siento, camino, tacto, gusto, veo, oigo a la perfección ¿qué es esto extraño que me aqueja? Me da miedo mi sombra, me persigue. Se cierra mi habitación, cada vez más angosta, cada vez menos aire… Los mismos programas de televisión, los mismos libros, el mismo computador, las mismas letras, las mismas hojas, la misma cama, la misma ventana que me llama. Si fuese más sencillo, todo sería más fácil si hubiese un motivo. No sé, tal vez no sea nada. Tal vez solo busco con ímpetu atención, busco que me salven de mi no-sé-qué opresor. Quiero algo que me haga sentir viva, una emoción fuerte, una desazón terrible, algo, lo que sea que me carcoma el pecho. Quiero sentir que produzco, que doy, que soy alguien, que de mí se hablará luego de mi muerte, que trascenderé más allá de mi existencia. Quiero tener logros muy grandes, quiero darme al mundo y que mi nombre se conozca por mis méritos.

Tengo miedo de no lograr hallarme en el camino, tengo miedo de esto que pasa, tengo miedo de las noches de insomnio, del llanto descontrolado y de la energía desgastada en la mera estupidez de mis estados anímicos. Tengo miedo de no creer en nada, ni en mí, ni en Dios, ni en las energías, ni en el karma, ni en la vida, ni en ti, ni en ellos, ni en los que admiro, ni en mis libros, ni en mi filosofía… Tengo miedo de no ser, de no ser nada… Nada, nada, nada, nada…Tengo mucho miedo.

Quiero no ser una más… Quiero reconocer mi nombre, quiero que me estudien los hijos de mis hijos, que lean mis pensamientos, que me citen en trabajos. Necesito sentirme querida, sentirme el centro, sentir que valgo… No sé por qué, no sé si es mi inseguridad, no sé si son mis temores, no sé, no sé. Siempre desconfío de los demás y no es por el otro es por la proyección de mi falta de confianza. Si tan solo creyera un tantico en lo que hago. Mi ego es una máscara, mi orgullo una fachada… Soy mucho menos de todo lo que proyecto. Estoy atrapada en la habitación de mi alma, en posición fetal, como un niño recién nacido, llorando por cualquier aspecto; comida, llanto; atención, llanto; cariño, llanto. Y así como ese bebé, también necesito con urgencia de otro que me cuide, me refugie, me de auxilio.

Algo de mí pide a gritos caos, pide embarrarlo todo para luego tener la fantástica sensación de haberlo podido solucionar. Por eso grito, peleo, pido, exijo, doy para recibir. Por eso quiero arreglar la vida de otros, ayudar, servir. Quiero reparar otras almas, quiero sentir que sirvo. Quiero reparar la mía también y por eso creo buscar caos, angustia, drama. Siento que nadie va a poder ayudarme, nadie va a poder salvarme, nadie soportará mi caos, mi tormenta, mi huracán interno. Soy toda una maraña de cables a punto de hacer corto. Nadie aguantará mi estupidez, nadie podrá salvarme de mí, nadie, nadie. Solo escribo por desahogarme pero no sé. Si al menos tuviese algo de verdad, lo erradicaría, pelearía fuertemente contra él... Pero ¿contra quién peleo? ¿Contra mí? ¿Contra el reflejo de mi espejo? Soy mi peor contrincante. Me quedaré sola por mí, por mi culpa, por mi estupidez. No puedo parar de llorar... No tengo absolutamente nada más que un mal que padecen muchos: Estupidez humana. Mañana no será y pasado mañana vuelve a ser.

¡Qué patético! Solo me sirve escribir para desahogarme. Solo las letras me exorcizan, no tengo la valentía de abrir la boca. Hoy siento que nada tiene un sentido total, que nada tiene el valor que debe tener... Y mañana todo será distinto, sonreiré y sentiré que mi vida es perfecta y, pasado mañana pensaré tan fuertemente en el suicidio que haré cualquier otra cosa para distraerme, veré muchos programas de lo mismo, me reiré con estupideces, bajaré el cursor del computador para ver más novedades en facebook.

Y vuelve y juega... Me siento muy mal... Al menos quiero ser solo una, o triste o feliz, o cóncava o convexa, o curva o línea... Algo, algo... Pero solo una cosa, no este poco de Paolas que salen cuando se les da la gana. No puedo parar de pensar. Tengo que hacer trivialidades, tengo que salir... Tengo que pensar en otra cosa, tengo que dejar de pensar, parar, que quede un silencio total en mi alma.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diarios de viaje: Cali, Colombia - Montañita enero 2017

Foránea de mí

El "hubiese podido ser" I parte.