Cavilaciones filosóficas "irrelevantes"

¿Somos o existimos? ¿nos define una esencia o una permanencia en un plano terrenal? Estas son cuestiones con infinidad de respuestas y a su vez preguntas sobre sus presuntas respuestas.

¿Dónde se haya el camino hacia la verdad? ¿Qué cánones seguir, o más bien tumbar, para lograr manejar la consciencia? ¿Quién soy? ¿Para dónde voy? ¿Por qué voy? ¿Cuál es la senda que rige mi andar? Preguntas filosóficas, inevitables, inescrutables, productos de una sensación inefable. Preguntas si fin, sin comienzo, sin un nudo, sin desenlace.

En el inexorable devenir en que andamos se nos topan estas cuestiones fundamentales. ¿por qué preocuparnos en cavilaciones innecesarias? Eso podrá decir algún conformista de la sociedad contemporánea. Un ente vacuo, un integrante más de babylon, un cosmopolita inmerso en las efemérides. Respondería tal vez con ironía: para pensar en un porqué, en la intención de mi existir, para salir del rebaño en que el consumismo ha atrapado a la juventud.

Y es así, no puedo lanzar al mundo una sonrisa pérfida de aceptación y resignación ante un universo que no comprendo, que no asimilo. Prefiero vivir de cuestiones y contradicciones que alojarme en simplezas, banalidades y vivencias efímeras.

Tal vez tanta cuestión sea cíclica, de vueltas sin fin buscando utópicas razones, pero realmente ¡no me importa!¡Que me condene la vida por el sacrilegio de mis disputas! Sé que en algún momento de la historia, repleta de vertiginosos cambios, se premiarán a los que preguntamos y condenarán a las mentes vacías y conformes, no como sucede hoy en la cultura “blackberry” en donde la estupidez está de moda.

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