Carta de la Nada al Todo.

Personajes: Don Nada y Doña Todo.

Sin día, del no mes, del año de la ausencia

Queridísima, odiada, adorada y repudiada Todo, cordialísima despedida

Esperando su hálito de muerte.
No encontré, señorita Todo, un medio más idóneo para dirigirme a su excelentísima esencia. Me guía por los caminos de la angustia ¿qué no entiende? ¿Qué? Asómese a la ventana y verá que todo ha cambiado ¿no siente cómo se deforman las aceras, cómo se tiñe la noche de violeta, cómo pasan fugaces las luces de los carros? Es como si mis ojos fuesen lentes de una cámara y estuviese con la velocidad muy lenta. Ser Nada es muy complejo, no poseo, no soy, no existo, todos me nombran y me intentan catalogar, desesperadamente tratan de darle nombre a su desazón, título de posesión, fecha de expiración, soy nada con no-se-qué opresor, soy nada hecho grito, angustia y suspiro. Usted querida Todo, que me intenta guiar por las tretas concurridas de la esperanza ¿no entiende que ya no le creo, que ya no creo, que ya no me creo? No entiende que por estos días soy menos que nunca. ¿No me cree Todo? ¿No le cree a esta Nada? Si no lo hace la bendigo, no confíe en mí, no realice nada que le ordene, ¿sabe? Quiero destruirla, aplastar sus sueños y no dejar ni una miga de anhelos ¿sabe a qué sabe un shot de desespero? Venga al bar del desconsuelo, soy su administrador, propietario, copropietario y fiador. Todo, venga a alienarse conmigo, créale a la Nada y sea parte de su vacío.

Deseando su pronto fallecimiento y repentina desesperanza.


La Nada que la invade.

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