Proceso (Día número 5).

Limitar la felicidad a un objetivo es negar el mismo proceso de vida.
Es inherente al ser humano esa necesidad insaciable de plantearnos una meta como fin en nuestra querida inexistencia: amor, autoconocimiento, cartón universitario, sentido de vida, trabajo, estabilidad, conocimiento, intelectualidad… El fin no es necesariamente el final, el fin es el comienzo, lo relevante es el andar, la senda en la que hallamos la muy apetecida ¡Felicidad!
El proceso, el viaje, la experiencia es lo que nos enriquece ¿cómo lo hago? ¿Quién soy? O más bien ¿quién debo ser? La respuesta es simple: Éste momento, el ahora, la sensación del quehacer. Hacer, el sólo hecho de hacer en sí mismo es la finalidad, aquello que debemos buscar…

Viva la vida, viva el ahora, ¡vivan las inefables paradojas!

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