De los cólicos mentales y otros relatos

El tiempo muerto
Tres tazas
Dos anhelos
Un suspiro.

Procrastinar y detruirse con no sé qués
Las tardes llenas de tanto y vacías de todo
Qué vacío tan lleno
Dos pizcas de desazón y tres cucharadas de sinsentido.

Sinsentido sin razón
El problema radica en eso
Se rasgan las hojas que rajan el cuello
Se acaba la tinta del tintero.

Se mancha la portada
Se borra el epígrafe
Se blasfema en el prólogo
Se defeca en la conclusión.

Más nudos que desenlaces
más eufemismos que verdades
Más trama que historias
Más vacuidad que hechos.

De los cólicos mentales y otras trivialidades
De eso se pintan los Lunes en la mañana y los viernes fríos
Un pucho, el amanecer, el vacío de la probabilidad
La nada, que de tanto estar se vuelve el todo.

Sinsabor sin razón de viernes en la mañana
El sinsabor de la ilusión infundada
Del teclado lleno de migas
De la cabeza llena de palabras

El sinsentido del después de la calma
El salir del ojo del huracán
Tempestad, ráfagas inesperadas
Tinta regada, esferos degollados

Difuntas páginas malgastadas
Pobres hojas que nacieron para no tener sentido
Los cafés que ya no saben rico
Que saben a pasados.

¿A qué sabe un viernes frío?
A melancolía, esa melancolía que no tiene lugar
No tiene motivo, está, arrasa, se va
Y no dice por qué decidió asesinar.

Aprender, salir, hacer tiempo
Quemar tiempo, malgastar tiempo
Tiempo, tiempo, tiempo insaciable
Tiempo, tiempo, tiempo inagotable.

Hacer el mandado, ir por la leche
Quemar tiempo
Acariciar los perros, comer galletas óreo
Quemar tiempo
Abrir un libro, cerrarlo otra vez, escribir sandeces
Quemar tiempo
Arrancarse las uñas, gritar, desesperarse
Incendio de tiempo.

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