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Mostrando entradas de agosto, 2011

Y ahí de nuevo

Mientras las paradojas se contradicen Los hilos del vestido se deshacen Mientras escribo en las páginas desordenadas La tinta se riega inevitablemente. Cuando intento conservar cordura Ese atisbo de calma desaparece. Cuando pretendo guardar compostura Los libidinosos deseos aparecen. Inefables sensaciones Disparatadas decisiones Inexorables deseos Inalcanzables anhelos Sobre su silla desgastada Intenta descansar mi anciana alma Que se separó de la moral Unos cuantos muchos años atrás. Con ímpetu de vida, se lanza la niña al ruedo Con ganas de experiencia, va destruyendo su presente Con ansias de alegrías se topa con el duelo Con afán de sonrisas se enfrenta con el llanto. Ni en el presente de los estoicos vivo Ni la moral de Kant me invade Ni la precisión de Aristóteles tengo Ni la duda de Descartes surge. No soy nada, ni algo No soy carne, no soy esencia No soy risa, tampoco lágrima No soy brisa, ni agonía. Soy contradicciones, soy desacuerdos. Soy inestabilidad, sin remedio. Soy aus

Cavilaciones filosóficas "irrelevantes"

¿Somos o existimos? ¿nos define una esencia o una permanencia en un plano terrenal? Estas son cuestiones con infinidad de respuestas y a su vez preguntas sobre sus presuntas respuestas. ¿Dónde se haya el camino hacia la verdad? ¿Qué cánones seguir, o más bien tumbar, para lograr manejar la consciencia? ¿Quién soy? ¿Para dónde voy? ¿Por qué voy? ¿Cuál es la senda que rige mi andar? Preguntas filosóficas, inevitables, inescrutables, productos de una sensación inefable. Preguntas si fin, sin comienzo, sin un nudo, sin desenlace. En el inexorable devenir en que andamos se nos topan estas cuestiones fundamentales. ¿por qué preocuparnos en cavilaciones innecesarias? Eso podrá decir algún conformista de la sociedad contemporánea. Un ente vacuo, un integrante más de babylon, un cosmopolita inmerso en las efemérides. Respondería tal vez con ironía: para pensar en un porqué, en la intención de mi existir, para salir del rebaño en que el consumismo ha atrapado a la juventud. Y es así, no

¿qué puede generar un balcón y una guitarra?

En los crepúsculos vespertinos Canta la Morgana del mañana Con su trémulos movimientos y voz cansada Va labrando su destino. Y divaga, cavila y anda Destruyéndose y reconstruyéndose con cada paso… Sonrisa pérfida esbozaba su cara Y con deseos libidinosos andaba y andaba. Con cada paso labraba su destino Y con cada caricia su pasado Y en la pugna entre deseo y realidad Contruía el ahora. Antaño creía en las utopías Y con pensamientos filántropos invadía el porvenir Pero la vida y su cambio vertiginoso Cambió su parecer y su mirada.